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 MI trabajo da lugar a una colección personal de lugares que han marcado mi memoria. Recuerdos únicos de cada lugar que me pertenecen. Esta obra es resultado de una selección de ubicaciones posiblemente irreconocibles para el resto, pero que a mí me hicieron pararme y entrar en diálogo con ellos. Cada uno de esos lugares me hizo meditar, tienen una parte de mí y yo una parte de ellos. 

 

Es bien sabido que el lugar de nacimiento de una persona tiene repercusión en su identidad. Esos espacios con olores familiares nos van configurando a lo largo del tiempo, nos completan, nos forman y nos educan. Un territorio del que florecen sus raíces, cada parte de su personalidad brota de Galicia como si fuese la semilla de un ombú. Un ombú que recorre mundo y aún le queda por recorrer, tiene en cada uno de sus troncos y cada una de sus hojas la esencia de la semilla, como un ADN.

 

De manera consciente queremos huir de nuestro nido, pero nuestro interior siempre nos pide que volvamos, nuestro cuerpo y nuestra mente le pertenecen, pero regresamos más fuertes, con una colección de espacios que van ocupando lugar en nuestros  pensamientos. Mi trabajo intenta gestionar el modo en el que todos esos lugares se superponen en la memoria, ajenos a los grandes significados en los que la vida sencillamente transcurre, y en los que la interioridad no se pone en guardia ante ningún suceso transcendente; lo que permite que emerja lo que somos de un modo natural y espontáneo. Esos lugares y experiencias aparentemente insignificantes son los que nos acaban definiendo.       

 

Por ello me considero una coleccionista de lugares. Aquellos rincones que invaden mi memoria que no siempre están presentes, ese proceso de retrospección que me obliga a buscar en mi interior, que me hace feliz, que me evocan recuerdos, tiempos, personas… todos ellos se unen y las imágenes me ayudan a volver a ese momento, sin ellas esos recuerdos, esos sentimientos se quedarían a un lado, se perderían en el momento. Aquellos paseos reales ahora se convierten en viajes imaginarios, sin necesidad de desplazarme cierro los ojos y recuerdo la voz que me acompañaba, el tiempo que rozaba mis mejillas. Instantes que llenan mi memoria.

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